viernes, 23 de abril de 2010

"Bicentenario argentino"

El 25 de mayo es la "fiesta", cuyo objetivo es mostrar, y al mismo tiempo conmemorar, lo que sucedió en estos 200 años que ya lleva Argentina. Ahora, lo que voy a exponer en seguida es el monologo que iba a dar en mi colegio, pero me percaté que mi profesora de historia (patriota a mucha honra) me pondría un 1 más grande que el monte Everest. Agradezco a Miguel Hernandez y a Serrat por ser tan crudos y literales.

-"A mi parecer, sin agreder a nadie, parece que las generaciones olvidaron lo que realmente es importante. Con el tiempo las generaciones pasan y se descubren cosas nuevas, pero los hombres siguen siendo los mismos. No nos hacemos más inteligentes por cada hijo que pasa. Y lo que sucedió aquí, es que nos olvidamos de algo que nosotros mismos nos dejamos, vivir en el presente. Claro, ellos nunca lo dijeron ni lo pensaron (que yo haya oído), pero lo demostraron haciéndolo. No pensaron en lo que sucedió en sus tierras pasadas, sino por la vida que tenían, por el querer vivir mejor, y por eso lucharon. Hoy sabemos lo mismo del tema que en ese entonces. Pero, ¿acaso ellos se detuvieron a descansar?, no pelearon para dejarnos algo, pero quedó implícito que nos lo dijeron. Darle un día a todos los días, sin dejar de contender innecesariamente. Miguel Hernandez, poeta Oriolano, escribió una poesía acerca de la vida como labrador de tierras, labor común en ese entonces. También cantada por el español Joan Manuel Serrat, se describe como: El niño Yuntero.
Carne de yugo, ha nacido más humillado que bello, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello. Nace, como la herramienta a los golpes destinado, de una tierra descontenta y un insatisfecho arado. Entre estiércol puro y vivo de vacas, trae a la vida un alma color de olivo vieja y ya encallecida. Empieza a vivir, y empieza a morir de punta a punta, levantando la corteza de su madre con la yunta. Empieza a sentir, y siente la vida como una guerra, y a dar fatigosamente en los huesos de la tierra. Contar sus años no sabe y ya sabe que el sudor es una corona grave de sal para el labrador. Trabaja y mientras trabaja masculinamente serio, se unge de lluvias y se alhaja de carne de cementerio. A fuerza de golpes, fuerte, y a fuerza de sol, bruñido, con una ambición de muerte despedaza un pan reñido. Cada nuevo día es más raíz, menos criatura, que escucha bajo sus pies la voz de la sepultura. Y como raíz se hunde en la tierra lentamente, para que la tierra inunde de paz y panes su frente. Me duele este niño hambriento como una grandiosa espina, y su vivir ceniciento revuelve mi alma de encina. Lo veo arar los rastrojos, y devorar un mendrugo, y declarar con los ojos que por qué es carne de yugo. Me da su arado en el pecho, y su vida en la garganta y sufro viendo el barbecho tan grande bajo su planta. ¿Quién salvará a ese chiquillo menor que un grano de avena? ¿De dónde saldrá el martillo verdugo de esta cadena? Que salga del corazón de los hombres jornaleros, que antes de ser hombres son y han sido niños yunteros."
En resumen para el que no lo comprendió del todo o no lo quiere leer: "El hacer el 25 de mayo (tanto sea para Argentina como para el mundo entero, en sus días patrios) un feriado, entre otros, es un azuzamiento (estimulamiento) a la estupidez, y hacia la falta de filosofía que le damos a los pequeños".

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