miércoles, 29 de julio de 2015

El gélido viento de la duda

Caminando bajo un sol fúlgido, un suelo raso y con un viento tibio que sopla a popa, no existen dudas de que vas hacia tu destino, aquel que sin saber si fue escrito o será escrito por ti mismo en memorias del pasado. Las cornisas de los acantilados parecen ser simplemente un buen lugar para sentarse a apreciar el paisaje, las mareas de ideas, la arena de los recuerdos, las nubes de los sueños y la brisa cálida que llega en los buenos momentos.
Aquel joven viajero que desconoce su paradero, contempla su presente y su pasado, pues más no puede hacer que soñar con un futuro. Los días pasan, los climas y los terrenos varían y sin darse cuenta, el vagabundo pierde tras de sí su rastro.
Las noches se hacían largas y los días templados, las brisas empezaron a desaparecer. Y cuando menos se lo creyó, las nubes recubrían cada vez por más tiempo aquel cálido sol, a veces hasta que la noche caía. La tierra parecía formar piedras que hacían más escabroso el andar. Los lapsos del tiempo ya no parecían regirse como antes, perdía noción de las horas y del tiempo que marchaba. El frío ganó terreno y ya no podía mantenerse mucho tiempo en pie, el alimento escaseaba y el calor interno se mantenía inconstante en aquel clima. Bajo sus ojos se tiñó una manta oscura que denotaba el estrés que no dejaba a aquel viajero dormir apaciguada-mente bajo las estrellas, cuales tenían un brillo más tenue, que representaban los deseos más intensos y preciosos que tenía y alguna vez tuvo.
Las nubes ya no eran transparentes ni blancas, estaban pigmentadas de tonos grises en un abrir y cerrar de ojos, la brisa se tornó una ventada en dirección contraria a su caminar. Las nubes retumbaban y trazos de luz se formaban exhibiendo la figura de quiebres entre ellas. Lágrimas de tristeza e impotencia caían al suelo como si quisieran formar ríos o mares. El gélido viento ya no dejaba tranquilo ni por un instante a aquel ser que ambulaba sin saber de dónde venía ni hacia dónde iba, sin poder vislumbrar una salida.
Los días pasaron, las esperanzas de salir alguna vez de aquel clima tan tormentoso se iban a medida que el tiempo transcurría. Las ideas escaseaban y lo único que meditaba era la razón por la que aquello le pasaba. Entonces fue cuando de la nada un pequeño pero fuerte latido llegó hasta su oído. Su asombro lo dejó perplejo, el ruido de la tormenta y el viento, incluso el frío y los pequeños golpes que recaían y que sentía en sobre cuerpo se ausentaron.
No supo por qué, ni cómo, pero algo dentro suyo le quitó el aliento por un instante, lo sumió en un silencio total, en un blanco esperando a que alguien dibujara sobre él. Ya no recaía ningún destino sobre él, ni tampoco la responsabilidad de caminar, pues no había dónde ir. Fue cuando sus ideas, sus sueños, deseos, recuerdos y cada sentimiento que recaía sobre su consciencia, fueron llenando de colores aquel blanco en el que se encontraba. Aquel temporal no le hizo luchar, ni tampoco descansar, simplemente le hizo apreciar una nueva forma de ver el mundo por el que deambulaba.

-- Nota extra --
En este cuento trato de retratar la experiencia de la duda en nuestra persona, nuestros deseos y sentimientos, en forma de un clima. El camino puede aceptarse tanto como la forma en que nos desenvolvemos y experimentamos el mundo o bien el tiempo que transcurre ineludiblemente y nuestro deseo porque exista una meta. Más allá de la razón por la que se escribió, que no fue más que un momento espontáneo de creatividad sumando a sentimientos que corren por dentro de mí, o sea el escritor, también plasmo la idea de que nosotros tenemos un microclima dentro nuestro. Este microclima, sumado con los microclimas de cada uno de nosotros, e incluso de las demás especies animales y vivientes, dan como resultado el clima al que nosotros llamamos realidad. Un clima que fluctúa a contracorriente a veces, y que es imposible de predeterminar, pues nadie está dentro de todos nosotros.
Cosas a tomar en cuenta:
- Ninguna de las cosas que tienen una representación de la persona, tiene vida, pues sólo se rige por la naturaleza misma de la física. Esto podría decir que psicológica-mente el personaje le da un sentido a lo inanimado o aquello que no tiene una vida y tiene su propio "microclima".
- No hay descripción alguna de los sentimientos que lleva dentro el personaje, sino sólo por fuera, que se representa en forma de un clima y terreno.
- El personaje no tiene ninguna personalidad dada, por lo tanto cualquiera puede sentirse en parte posado sobre los zapatos del personaje durante el transcurso del cuento.
- No se habla de ningún ser viviente además del sujeto, por lo que podría darse a la idea de que era una persona solitaria, sin embargo, en la vida real es imposible no encontrarse con otro ser viviente y seguir viviendo, por lo tanto la idea de que sea solitario queda descartada y no se sabe por qué se describe de esa manera, mas sólo se puede especular.
- La duda puede verse como consecuencia de un lugar que antes era desconocido o de desconocer la razón de un suceso o mismo de des-encontrarse a uno mismo dentro de lo que creía que era la realidad.